miércoles, 3 de agosto de 2022

TEMPLARIOS EN PEÑÍSCOLA

La verdad que no se como he podido tardar tanto en escribir sobre este tema, ya que los Templarios son uno de los temas que más me interesan dentro de la historia medieval y están directamente ligados a la historia de Peñíscola y su patrimonio monumental. La Orden de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón, o Templarios para los amigos, son una orden religioso-militar creada en el siglo XII en Jerusalén, tras ser conquistada por los cristianos en la 1ª Cruzada. Se trataba de un pequeño grupo de caballeros, que eran una mezcla de monjes y soldados, los cuales procedían de familias nobles europeas en su mayoría y establecieron su sede en lo que quedaba del antiguo templo de Salomón, de ahí su nombre. Este grupo de caballeros ejercían como policía de carretera, protegiendo la llegada de peregrinos cristianos procedentes de Europa que pretendía visitar Tierra Santa, y constantemente sufrían ataques en los caminos, por parte de ladrones y tropas musulmanas. Con el apoyo, tanto del Reino de Jerusalén como de la Iglesia Católica, su crecimiento fue brutal, tanto en lo social, en lo militar y en lo económico, ya que todos los nobles que se integraban en la Orden donaban sus posesiones a la misma. Llegaron a alcanzar un enorme poder, poseyendo infinidad de fortificaciones por toda Europa, Mediterráneo y Tierra Santa y se convirtieron en el banco de Europa prácticamente, ya que gestionaban las finanzas y les realizaban préstamos a reyes y nobles. Ofrecían servicios que les permitía ingresar dinero en sus sucursales europeas y disponer de él en Jerusalén, algo muy útil para evitar los peligros del largo viaje hasta Tierra Santa. A principios del Siglo XIII la Orden del Temple era la primera potencia económica de nuestro continente. A parte de sus brillantes e innovadoras finanzas, los Templarios también destacaron en el ámbito militar, poseyendo un ejército de más de 30.000 caballeros, además de sargentos, infantería, escuderos y un largo etcétera.


Probablemente, en su tiempo, poseían el mayor y mejor preparado ejército profesional de la cristiandad. Algo que utilizaron para influir en diversas guerras europeas, como en el caso de Inglaterra, de parte de los nobles ingleses contra Juan Sin Tierra (hermano de Ricardo Corazón de León y el malo de Robin Hood) o en la Reconquista Española, que adquirió la consideración de Cruzada por la cristiandad por parte del Papa Eugenio III. Este último hecho, provoca que numerosos nobles europeos y diversas órdenes militares y religiosas, tomen parte de este largo proceso de recuperación cristiana del territorio de la península ibérica, arrebatado casi en su totalidad a los visigodos a partir del 711 d.C. Entre otras órdenes caballerescas de la época, los Templarios llegan a tierras de la Corona de Aragón y Castilla, con el fin de ayudar a reconquistar el territorio a los infieles y ayudar a extender los dominios de los reyes cristianos hacia el sur. En Aragón, establecen sus primeras fortalezas en Lleida, Miravet y Monzón, siendo en esta última en la que fue criado y educado por los mismos caballeros templarios el que posteriormente fue llamado Jaime I el Conquistador, instruido tanto en las letras como en las armas. Por ello, Jaime I fue considerado a lo largo de toda su vida como miembro de la Orden del Temple, aunque sin jurar los votos de pobreza, obediencia y castidad, algo muy común entre nobles de alta cuna y monarcas. Debido a esta íntima relación con la Orden, los caballeros del Temple acompañarán al Rey Jaime I durante todo su proceso de conquista por nuestras tierras. 

Jaime I de Templario

La primera acción militar desempeñada por dicho rey en Peñíscola fue el infructuoso asedio del año 1225. Este intento de tomar nuestro castillo, que llevaba casi 5 siglos en manos musulmanas, fue apoyado por varias embarcaciones cristianas, pero debido a las características naturales de la fortificación como península casi rodeada de agua, que dificultaban su conquista al asalto y a que los nobles aragoneses no aportaron las tropas necesarias dando la espalda a su rey, Jaime I levantó el asedio cuando se agotaron sus víveres. Años más tarde, siguiendo el consejo de Blasco de Alagón, uno de los nobles aragoneses más relevantes, en 1233 lanzó sus tropas sobre Burriana, lo que podríamos considerar la capital árabe de la actual provincia de Castellón. Se llevó a cabo un asedio de dos meses, en los cuales sufrieron escasez de víveres y una nueva retirada de algunos nobles aragoneses. Para encauzar la situación, Jaime I opta por comprar varias embarcaciones para agilizar el abastecimiento de sus tropas y evitar así un nuevo desastre militar. Son los Templarios y los Hospitalarios los que le prestan el dinero para llevarlo a cabo. Gracias a esta jugada de mejora logística, los moros burrianenses piden un mes de tregua y lo que reciben es un ultimátum del rey aragonés: O se rinden en un día o que se preparen para la batalla final. Finalmente, Burriana se rinde y tras esta estratégica conquista, se rindió Peñíscola y poco después caerían Xivert, Cervera, La Jana, Vilafamés, Xert, Traiguera, Vinaròs, Cálig, Rosell, Sant Jordi, Santa Magdalena o Castellón. Se dice que, tras la caída de Peñíscola, el mismo rey Jaime I se desplazó aquí para admirar su belleza y delegó la gestión de esta importante en su noble más fiel, Blasco de Alagón. Como dato, destacar que el blasón de piedra con el escudo de los Alagón se encontró enterrado en una de las rehabilitaciones que se han llevado a cabo en nuestro castillo. Seguramente este escudo familiar ocupó un sitio privilegiado en la entrada o fachada principal de la antigua alcazaba musulmana, ya en manos cristianas y gobernada por esta familia.
Escudo de la familia Alagón

Dominios templarios en Castellón

¿Como llegan los Templarios a Peñíscola? Pues este hecho se produce en 1294, por la adquisición de la población por parte de la Orden, mediante una permuta realizada con el rey Jaime II (nieto de Jaime I) a cambio de la propiedad que estos poseían de Tortosa. Los caballeros del Temple adquieren en propiedad Les Coves y Ares, Peñíscola y las aldeas moriscas que están bajo su control, Benicarló y Vinaròs. Pero estos ya poseían con anterioridad Xivert y Pulpis, y poco más tarde ampliaron los dominios de esta encomienda sumando los territorios de Cervera, Salzadella, Albocàsser, Culla, Vistabella, Benassal y Atzeneta. Todo este vasto territorio pasó a formar parte de la encomienda templaria de Peñíscola y el comercio, ganadería, pesca, agricultura, defensa, impuestos y todos los ámbitos relacionados con la gestión de este territorio se dirigía y controlaba desde nuestro castillo, a través de su comendador templario, Arnaldo Bañuls. 

Escudos heráldicos entrada
El mismo año de adquisición de Peñíscola (1294), se inician las obras del nuevo castillo templario, destruyendo primero por completo la antigua alcazaba musulmana. Se construye una fortificación militar de estilo románico, similar a las que esta Orden construía en Tierra Santa, hecha en su totalidad con piedra de sillería, extraída, trabajada y colocada a mano. Con ventanas abocinadas, bóvedas de cañón, arcos de medio punto y anchísimos muros, que pueden alcanzar hasta los 4 metros de espesor de pura piedra. Esta construcción se finaliza en tan solo 13 años, algo que ahora nos puede parecer una barbaridad, pero en esta época lo normal hubieran sido unos 30-40 años de duración. Se construye tan rápido, porque en plena época de reconquista, los territorios arrebatados a los árabes se tenían que fortificar rápidamente para evitar que volvieran a caer en manos musulmanas. Los Templarios eran una orden muy rica y expertos constructores, y pudieron destinar una gran cantidad de fondos para contratar a muchísimos obreros y maestros canteros para terminar rápidamente esta fortaleza (en el castillo se han encontrado más de 100 firmas distintas de maestros canteros). Estos 13 años de construcción se ven homenajeados por los 13 escudos heráldicos que podemos encontrar justo encima de la puerta de acceso. Entre ellos resalta uno principalmente, ya que está repetido hasta 11 veces, el cual tiene forma de planta de cardo y representa la heráldica de Fray Berenguer de Cardona, el Maestre del Temple, la persona que dirigía la Orden en toda la Corona de Aragón, el cual fue principal impulsor de la adquisición y fortificación de Peñíscola. Además, encontramos también su escudo en la entrada de otras salas insignes como el salón gótico y la capilla. Otro de los escudos heráldicos que encontramos en la entrada es el que tiene franjas horizontales y hace referencia al escudo de armas del comendador Arnaldo Bañuls, la persona que dirigía la encomienda templaria de Peñíscola. Una especie de alcalde, vamos. Y el escudo que encontramos en la parte central, justo debajo de la ventana, contiene una cruz, representando a la propia Orden Templaria, constructora del castillo. Estas obras finalizaron en el año 1307, justo el mismo año que Felipe IV, rey de Francia, con la ayuda de la bula del Papa Clemente V, empiezan a perseguir a los Templarios por supuestos herejes. Pero largo y tendido se puede hablar de los motivos reales de esta persecución: como las deudas contraídas con la Orden por parte de muchos reyes europeos, el inmenso tamaño de su ejército y red de fortalezas, la intervención en diferentes conflictos europeos, etc. Además, cabe destacar que la bula papal les permitía a los reyes europeos quedarse con todas las posesiones de los Templarios en sus tierras… Por lo tanto, nadie se iba a negar a perseguirlos, a la vez que liquidaban su deuda, también se quedaban con sus posesiones. Negocio redondo. Debido a esta persecución, los Templarios disfrutan poco de su obra, ya que en diciembre de 1307 el Rey Jaime II, les obliga a rendirse y a entregar todas sus posesiones en la Corona de Aragón. En castillos como Miravet y Monzón los templarios mueren defendiéndolos y no se entiende muy bien porque aquí en Peñíscola se rindieron sin oponer resistencia, teniendo una nueva y flamante fortificación, protegida por un anillo amurallado y el mar en casi todo su perímetro. Hay varias teorías, pero para mí la que tiene más sentido es la de que Jaime II les ofreció la oportunidad de crear una nueva orden religioso-militar que englobaría a los Templarios y a los Hospitalarios, que actuaría solo en el Reino de Valencia y que ocuparía todas las fortificaciones bajo el dominio de ambas órdenes en este territorio. La prueba está en que todos los templarios encarcelados en esta zona, fueron puestos en libertad sin ningún de cargo ni condena y la mayoría de ellos pasaron a formar parte de la nueva Orden de Santa María de Montesa. Esta nueva orden, creada por el mismo rey Jaime II, pasó a ocupar el castillo de Peñíscola a partir de 1317 hasta la llegada del Papa Luna, en 1411.

Antes de finalizar este artículo me gustaría daros varios datos para que todos podamos valorar realmente la exclusividad de nuestro castillo. Este castillo se finaliza el año 1307, el año que los Templarios empiezan a ser perseguidos por toda Europa, por lo tanto, se trata del ÚLTIMO CASTILLO TEMPLARIO CONSTRUIDO EN EL MUNDO. Después de esta edificación, la orden se diluye y llega a desaparecer totalmente en 1314, con la quema en la hoguera de Jacqes Molay en París, último Gran Maestre Templario. Además, debido a su compacta y sólida construcción, realizada con sillares perfectamente tallados y estratégicamente colocados, ha permitido que tengamos EL CASTILLO TEMPLARIO MEJOR CONSERVADO DEL MUNDO. Ya que su construcción está en estado original templario, a excepción de dos partes afectadas por explosiones en la Guerra de Independencia, todo lo que se conserva es de la construcción primitiva original de la Orden del Temple, con 715 años de antigüedad. Porque no lo podemos comparar con otros de los “mejores castillos templarios” como el de Ponferrada, ya que en este caso se ha reconstruido la fortificación en varias ocasiones y no se conserva gran parte de la construcción original del Temple.

Espero que os haya gustado este artículo, espero no haberme puesto excesivamente intenso, ya que me es difícil cuando toco temas que me gustan tanto. Espero que lo hayáis disfrutado, que os haya resultado ameno y os haya ayudado a conocer un poco más nuestro pueblo, nuestro castillo y a los Templarios. Como siempre, estoy abierto a recibir correcciones, críticas, dudas, consultas y comentarios varios.

GRACIAS!

Juanan.




jueves, 5 de mayo de 2022

Red de poblados Íberos de Peñíscola

Escribiendo mi anterior artículo sobre el Yacimiento de l´Alt de la Garrotxa desperté cierta inquietud en mi sobre el mundo íbero en nuestra población, sobre el cual no había estado nunca particularmente interesado. Indagando entre los apuntes y anotaciones de mi padre sobre el tema, localicé un interesante libro llamado Poblamiento y territorio prehistóricos en el llano litoral del Baix Maetrat (Arturo Oliver Foix 1996) y tras su lectura, prendí definitivamente la llama de la curiosidad por nuestro pasado íbero. Mi padre desde pequeño me habló de varios poblados íberos en el término de Peñíscola, pero yo solo conseguía ubicar vagamente el del Poaig, ya que se encontraba contiguo a una finca familiar. En esta última localización mi padre, azada en mano, llegó a realizar su propias inspecciones y catas, y no creáis que fueron en vano. Mi padre localizó multitud fragmentos de cerámica de diferentes tallas y decoraciones, no con la finalidad de expoliar ni mucho menos, sino para confirmar su teoría de la ubicación de dicho asentamiento. No porque lo descubriera él, ya que estaba documentado y explorado por arqueólogos, simplemente él se dedicó a confirmar el vox pópuli local, que hablaba de donde estaba ubicado exactamente, ya que estaba sepultado por tierra debido a labores agrícolas. Esta pasión por nuestro pueblo y nuestra historia, son las que han calado en mi desde pequeño y son las que han provocado que siga sus pasos indagando, estudiando y escribiendo sobre el imponente pasado de nuestra ciudad.

En este artículo no me voy a centrar en una localización concreta, sino que voy a analizar bajo mi punto de vista, la zona que engloba los 3 núcleos poblacionales peñiscolanos de la época preíbera o íbera, junto con el de Pulpis, ya que creo que formaban una misma zona estratégicamente poblada. Pero primero voy a pasar a describir uno a uno los diferentes poblados.

El primero sería el Poblado Íbero dels Barrancs, ubicado en el término de Peñíscola, en la parte más al norte de la Sierra de Irta. Ubicado en la cima de una elevación de 227m, este asentamiento pudo ocupar una extensión cercana a los 2600m2. Aparentemente no poseía murallas defensivas, por lo tanto, hace pensar que utilizaban el pronunciado desnivel que le rodea (25%) como única defensa frente a agresiones externas. Aunque se puede observar un conjunto de bases de viviendas, seguramente la mayor parte de los restos del yacimiento se conservan bajo la tierra y la densa vegetación de la cima. Por los restos cerámicos y utensilios que se han encontrado en las exploraciones, se puede datar en la segunda mitad del S. VI a.C. En dichas exploraciones se han encontrado restos de cerámicas de procedencia griega, etrusca, ática, una copa jonia, materiales fenicios como ánforas, utensilios metálicos como cadenas y pinzas de depilar y cerámica indígena como platos, urnas, etc. Muchos de estos materiales son fruto de la actividad comercial que se llevaba a cabo por parte de los íberos de la zona con griegos y fenicios en el peñón o islote de Peñíscola (a 5,3km). Pese a no tener defensas, este poblado tenía una amplia visión del corredor de Alcalá, acceso a agua (Rambla de Alcalá a 0,9km). Según las investigaciones, se concluye que el final de este poblado fue violento, seguramente por el ataque de algún clan rival.

El segundo poblado sería el del Poaig, datado según la cerámica encontrada, entre el S. III i el S. I a.C. Parece ser que este poblado estuvo habitado en dos etapas, a finales de la Edad de Bronce, se abandonó y volvió a ser repoblado en la Edad de Hierro. Se trata de un poblado ubicado junto a las terrazas fluviales y el codo de un río (Rambla de Alcalá), situado sobre una pequeña elevación de roca, tipo meseta (50m de altura) y sin defensas ni muros de ningún tipo, según los vestigios encontrados. Se trata de un poblamiento de aprovechamiento agrícola, ya que está rodeado de las mejores zonas para cultivo, principalmente cereal, olivo, etc. Tenía una extensión de unos 4000m2, pero desgraciadamente sus restos se han visto dañados en varias partes, principalmente por la construcción de la vía férrea antigua y no sabemos si la construcción de la depuradora, ubicada justo al lado, ha podido dañar o destruir parte de este yacimiento (solo lo sabrán los que la construyeron). Se han encontrado restos de ánforas de vino itálico y cerámica de origen griego, lo que confirma, como en el caso anterior, que era común el comercio de importación y exportación transmediterráneo.

Otro asentamiento que he querido añadir, a pesar de no estar en el término municipal de Peñíscola, es el Poblado Íbero de Pulpis. Ubicado en el término de la vecina Santa Magdalena de Pulpis, este pequeño yacimiento de unos 1500m2, está ubicado cerca de la Masía de Pulpis, sobre una elevación de 178m, junto a una gravera que a punto a estado de destruirlo. En el lugar se encuentra los restos de un recinto amurallado totalmente derruido, construido a base de piedra de mampostería, a lo largo del mismo se observan algunas construcciones que pudieron formar parte de las defensas del poblado, como torres o elevaciones para los vigías. En el interior del recinto murado se han localizado restos de paredes perpendiculares al muro, las cuales debían formar parte de las viviendas de sus habitantes.

El último y más importante de los yacimientos íberos peñiscolanos, es el Poblado Íbero de l´Alt de la Garrotxa, descrito con detalle en mi anterior artículo (Véase en este Link). El asentamiento que tenía el mayor tamaño, mejores defensas, más altura y mejor campo de visión del territorio.

Y en este punto es cuando empezaré dar mis conclusiones. Teniendo en cuenta los datos, las evidencias científicas y las pruebas arqueológicas, voy a dar mi punto de vista personal arrojando mi teoría sobre la localización estratégica de estos cuatro asentamientos, su conexión y su posible jerarquía.

POBLADO

ALTURA (m)

EXTENSIÓN (m2)

Garrotxa

290

18000

Barrancs

227

2600

Poaig

50

4000

Pulpis

178

1500

Teniendo en cuenta valores básicos como son la altura, la extensión y el nivel de fortificación, vemos claramente que hay uno de estos asentamientos que destaca de forma exagerada. Como podemos observar en la tabla, el yacimiento de l´Alt de la Garrotxa está ubicado en lo alto de una montaña de 290m de altura, superando las otras tres localizaciones y su recinto amurallado protege un terreno que ronda los 18.000m2 de extensión, superando de forma estrepitosa los otros asentamientos nombrados, de mucho menor tamaño. Por tanto, no es descabellado considerar al poblado de l´Alt de la Garrotxa como el más importante, dentro de la jerarquía de estos cuatro poblados. Este gran asentamiento tiene perfecta visión sobre los otros tres poblados de menor tamaño, del corredor de Alcalá (principal camino de Norte a Sur), del camino a Cervera (principal camino al interior), del camino a la actual Peñíscola (dirección a la costa) y de la Rambla de Alcalá (vía fluvial). Vigilando todos estos puntos estratégicos, controlaban el paso de clanes rivales, el transporte de mercancías de otros íberos del interior que bajaban a la costa a comerciar con griegos y fenicios (Cervera, San Mateo, La Jana, Càlig, Canet, etc.), y controlaban el suministro de agua para su población. El hecho de que dos de los cuatro asentamientos nombrados no disponían de muralla defensiva (Barrancs y Poaig), me hace pensar que quizás el exagerado tamaño del recinto amurallado de l´Alt de la Garrotxa estaba destinado a ofrecer cobijo a los pobladores desprotegidos en caso de agresión enemiga, algo que no es de extrañar, ya que eran comunes los enfrentamientos entre clanes y gran parte de estos poblados desaparecieron de forma violenta (Barrancs). Por lo tanto, examinando la ubicación, las características y las peculiaridades de cada uno de estos yacimientos, me arroja la idea que quizás formaban un entramado de aldeas interconectadas de alguna forma, ubicadas estratégicamente para controlar el importante paso del corredor de Alcalá, que cada una tenía su función productiva (pastoreo, apicultura, cultivo, minería, artesanía, etc.) y todas ellas estaban controladas por un asentamiento mayor, que les ofrecía mejor vigilancia y protección, en caso de recibir agresiones externas. Pero como he dicho, esto es mi humilde opinión, forjada por horas de lectura, inspección del terreno y totalmente influenciada por las teorías de mi padre, que largo y tendido me habló del tema.

Espero que os haya gustado el artículo, que se os haya hecho ameno y que hayáis podido conocer un poco más sobre nuestro pueblo y nuestro impresionante pasado, que hay mucho más a parte de papas y templarios. ¡¡QUEDA MUCHA PEÑÍSCOLA POR DESCUBRIR!! 

Gracias por vuestra lectura.

Juanan.






martes, 19 de abril de 2022

Poblado Íbero de Peñíscola “L´Alt de la Garrotxa”

 

A pesar de no ser un apasionado de la parte histórica que atañe al mundo íbero, me he decidido a escribir este artículo por varias razones, principalmente porque conocí el lugar que vamos a tratar realizando una ruta de senderismo y me llamaron mucho la atención las estructuras que aun se conservan, de las que no conocía nada al respecto y, por encima de todo, porque mi padre era un apasionado de este tema, y estuvo realizando investigaciones y pequeñas excavaciones en los 3 lugares en los cuales él estaba convencido que estaban ubicados los 3 antiguos asentamientos íberos de Peñíscola. Posteriormente publicaré todas las anotaciones y manuscritos suyos que conservo, como homenaje a su trabajo e interés por el pasado íbero de nuestra población. Va per tu Papà.



El Yacimiento íbero que vamos a tratar está situado en la cima de “l ´alt de la Garrotxa”, a unos 290 metros de altitud. Dentro del término municipal de Peñíscola, lindado con la parte sureste del término municipal de Cervera del Maestre. Localizado entre el Barranco de la Garrotxa al sur, la vía del tren al este, la planta de tratamiento de residuos al oeste y la carretera Peñíscola-Càlig al norte. Me he tomado la molestia de añadirlo en Google maps, por si algún curioso senderista del terreno quiere acercarse a conocerlo. (Hay varias rutas senderistas interesantes que pasan por allí).



En el lugar se encuentran restos de un recinto amurallado, construido en piedra en seco, aparentemente sin utilizar ningún tipo de argamasa, aunque en ocasiones podían utilizar barro y paja. En el recinto se observan, mayoritariamente, grandes apilamientos de piedras rodeando la cima, que parecen formar los restos del antigua muralla, pero también se aprecian algunas partes mejor conservadas, aun ordenadas y bien apiladas (como se pueden observar en parte suroeste de la imagen satélite), que ayudan a crear una imagen de las defensas que formaban un perímetro amurallado, adaptándose a la orografía del territorio y aprovechando los cortados y desniveles como defensas naturales. A lo largo de estos restos de muralla se pueden intuir varias partes significativas, como podrían ser torres o puestos de vigilancia y la más que probable entrada, situada en la parte más al norte.

El yacimiento está datado a finales de la edad de bronce, según investigadores y piezas cerámicas halladas en 2008 (datadas en el S. VII a.C.). Este poblado pudo estar habitado en algún periodo comprendido entre el S. VII a.C. (Edad de Bronce) y el S. III a.C. (Edad de Hierro), antes de la llegada de Cartagineses y Romanos. Seguramente, sus fundadores y pobladores fueron íberos, concretamente ilercavones, la vertiente íbera que poblaba el sur del rio Ebro, este de la provincia de Teruel y norte de la provincia de Castellón. Como era común en la edad de bronce, estos grupos se asentaban en cerros escarpados, de difícil acceso y fácil defensa, desde donde podrían controlar visualmente una gran parte del territorio colindante y podían defenderse de ataques de clanes rivales. Para mayor seguridad, construían un perímetro amurallado rodeando sus casas, permanentemente salvaguardado por vigías y guardias. A lo largo de esta muralla era común que se construyeran torres, de planta circular o cuadrada, para mejorar las defensas y para cobijar a vigías y soldados.
Al tratarse de una construcción realizada en piedra en seco y observando el gran apilamiento de rocas asoladas, se presume que las murallas tenían una gran anchura, pudiendo llegar a los 2 metros de espesor, con muro simple o doble muro, construido a base de piedra irregular del terreno.

En el interior del recinto, seguramente se ubicaban las casas, almacenes, corrales, casas de oficios, etc. Según estudios, las viviendas comúnmente tenían planta rectangular, se apoyaban en los muros defensivos y solían tener un tamaño comprendido entre los 15 y 25m2. Sus paredes estaban construidas con una base de piedra y la parte superior estaba hecha de barro y cañizo. La techumbre estaba soportada por vigas de madera, y finalizada con cañizo o romero y barro. El suelo estaba formado por la misma roca o tierra apisonada, en cuyo centro se ubicaba el fuego, imprescindible para dar calidez al hogar y cocinar.

Teniendo en cuenta el tipo de construcciones, su tamaño, su forma de construir y que este recinto supera los 18.000m2, podemos llegar a la conclusión de que este poblado pudo llegar a albergar hasta 80 o 90 casas, además otros edificios públicos como aljibes o pozos, hornos, templos o altares y edificios de uso defensivo o militar. Desgraciadamente inspeccionando el terreno a simple vista, no se observan vestigios de construcciones, aunque con medios técnicos y una profunda investigación arqueológica, seguro que se hayan infinidad de evidencias que constatan que hubo un importante asentamiento en la ubicación de este yacimiento. La única construcción significativa que se puede distinguir es lo que parece parte de una edificación defensiva que se asemeja a la fortificación que aparece en esta recreación de un poblado íbero de la edad de bronce (véase en las fotografías del final).

Otra parte de la construcción que podemos distinguir perfectamente en las imágenes satélite es la entrada y la prolongación del muro para proteger el acceso. Esta curiosa prolongación defensiva, parece ser que era común en las fortificaciones íberas, porque encontramos un caso exactamente igual en la siguiente recreación grafica del poblado íbero del Puig Castellar, de Santa Coloma de Gramenet. Que, junto con la imagen anterior, puede ayudarnos a crear una imagen más fiel de como fue este antiguo poblado íbero peñiscolano.

Sin una investigación exhaustiva, es imposible hacerse una idea de como estaba edificado este poblado, pero con la información, dimensiones e imágenes que recrean otros poblados íberos de nuestra zona, podemos hacer un sencillo croquis para vislumbrar ligeramente como podían estar asentados estos antiguos pobladores
Croquis distribución poblado
. Evidentemente, no sabemos que densidad de población tenían, sería posible que hubieran 90 casas o quizás la mitad, pero teniendo en cuenta la gran cantidad de territorio que se molestaron en cercar y asegurar, no es descabellado pensar que era bastante gente la que podía habitar dentro de estos muros. Teniendo en cuenta que cada casa podía dar cobijo a una familia de 4-5 miembros, estamos hablando de que el poblado de la Garrotxa podría haber albergado entre 400 y 500 habitantes, sin decir ninguna bestialidad. Pero claro, eso son interpretaciones personales de un aficionado a la historia, sin fundamentos, ni evidencias científicas. Porque desgraciadamente, poco se sabe de este importante lugar de nuestra localidad, ya que este territorio es totalmente desconocido para la mayoría de nuestros dirigentes políticos y parecen no tener interés en fomentar su estudio y poner en valor este importantísimo patrimonio histórico que tenemos en nuestro término. Con este humilde artículo pretendo dar a conocer este importante, pero ignorado, yacimiento y abrir la puerta a que nuestras administraciones hagan lo posible por conocer, investigar, salvaguardar y poner el mapa esta joya patrimonial que pasa desapercibida para la mayoría. Conozcamos, valoremos y cuidemos nuestro patrimonio, porque es nuestra identidad, son nuestras raíces y es nuestro deber velar por su protección.



Juanan.

Imagen satélite


Detalle fortificaciones






jueves, 19 de septiembre de 2019

Sancho de Echevarría, Héroe de Peñíscola

Don Sancho de Echevarría y Ercolaga (1674-1716) nacido en Rentería (Guipúzcoa) y descendiente de una familia de hidalgos, decide alistarse en el ejército enrolándose en la marina muy joven (16-17 años). A lo largo de su carrera miliar estuvo destinado en numerosas embarcaciones y fortalezas marítimas, tales como Gibraltar, Gerona, Ceuta y Denia, entre otras, y guerreó por mar en Panamá, Méjico y Cádiz. A lo largo de su intenso recorrido castrense luchó astuta y ferozmente contra ejércitos de numerosas nacionalidades, se enfrentó a escoceses, ingleses, holandeses, portugueses y franceses. Por ello adquirió una gran experiencia en el campo de batalla y una gran fama tanto entre las tropas aliadas como en las enemigas. 
Después de un largo bagaje militar, en el que recorrió Europa y las Américas defendiendo los intereses del Imperio Español, el 2 de octubre de 1705 recibe la orden de dirigir la defensa de la fortaleza militar de Peñíscola, con el rango de capitán. 
En esa época se inicia la Guerra de Sucesión, guerra que enfrenta al bando borbónico (Borbones) y al austracista (Austrias) por heredar la monarquía española, ya que el anterior Rey, Carlos II, murió sin descendencia (haced click aquí y entenderéis porque). Peñíscola, junto con Alicante, fueron las únicas fortalezas del Reino de Valencia que se declararon partidarias del bando de los Borbones, el resto de territorio valenciano y aragonés se decantó por el bando de los Austrias. Y os preguntaréis ¿por qué? Pues seguramente porque el militar que mandaba en la fortaleza de Peñíscola era vasco (Sancho de Echevarría) y los vascos, junto a los castellanos eran partidarios de los borbones. Además, la población en esos temas pintaba poco, la verdad.
En 1706 empieza la acción bélica en Peñíscola. 1500 soldados austracistas ingleses llegan y acampan frente al pueblo, capitaneados por el coronel de caballería John Jones. Los ingleses enviaron un emisario al Capitán Sancho de Echevarría para pactar la rendición de Peñíscola, el cual le respondió un NO rotundo, al más puro estilo de Leónidas en 300, le faltó decir ESTO ES PEÑÍSCOLA y tirarlo de una patada a la Font de la Petxina. Volviendo al rigor histórico. Tras la negativa y sin dilación, Echevarría inició las hostilidades, empezó el ataque de artillería y a los ingleses les empezó a llover plomo. Los británicos mueven ficha y preparan el primer asalto a la fortaleza. Para que veáis la mala leche que tenían estos ingleses, eligen a un militar del norte de Castellón (Antoni Mas) para ponerlo al mando de un pelotón formado íntegramente por campesinos del Maestrazgo. Los utilizaron como carne de cañón y conejillos de indias, para medir la capacidad de defensa de la fortaleza y, a la vez, pretendían mermar el ánimo de los defensores si estos veían que los que les atacaban eran sus propios vecinos. Pero les salió mal el invento, la defensa fue feroz, los cañones de los bastiones peñíscolanos destrozaban cada una de las oleadas de enemigos que intentaban tomar al asalto la fortaleza. Tal era la impotencia de las tropas inglesas al ver que todos los ataques fueron un desastre, que intensificaron el ataque de artillería, hasta tal punto de que los cañones se calentaron tanto que empezaron a explotar y causaron muchísimas bajas entre los artilleros ingleses.
Iban pasando los meses y los ataques no cesaban, debemos tener en cuenta que en el interior de las murallas de Peñíscola no solo estaba el ejército, sino que había una población entera que cada vez tenía más hambre y más enfermedades. Debido al cerco establecido por los ingleses, por mar y por tierra, era prácticamente imposible que la fortaleza recibiera víveres, medicinas, soldados o armas. Ante esta situación extrema, la experiencia y la astucia de Sancho de Echevarría fue clave para la subsistencia de Peñíscola. El capitán organizó un racionamiento de víveres, para militares y civiles, que garantizaba el alimento por mucho más tiempo. Pero también cabe destacar la colaboración de la población, que aportaron trigo particular a las reservas, arriesgaron su vida saliendo a recoger la siembra de grano y legumbres (hubo varios muertos por ello), robaron ganado a las tropas inglesas y colaboraron activamente de la defensa de las murallas. Durante las épocas de escasez de comida se racionaba hasta la carne de los mulos (matxos) de las familias y se utilizaba harina de algarroba para hacer pan, pero la escasez de comida volvía a aparecer y ello obligó a Sancho de Echevarría a tomar medidas desesperadas. La primera acción heroica en busca de víveres fue la llamada Guerra de Trincheras, en la cual el propio Sancho junto a un grupo de habitantes de la población, salieron por la noche hasta alcanzar las líneas enemigas inglesas y se apresuraron a robarles todo lo que pudieron, ¡que no fue solo comida y medicinas! Les llegaron a robar hasta 2 cañones de hierro, varios morteros y 2 cañones de bronce (los cuales se utilizaron para hacer las primeras campanas de la Iglesia de la Ermitana). La segunda acción heroica en busca de comida fue más suicida si cabe. Una embarcación de transporte francesa se dirigía a Peñíscola para abastecerla de comida y medicinas, y desde la fortaleza Sancho de Echevarría divisó que no sería capaz de superar el cerco marítimo inglés, por ello, reunió a un grupo de valientes peñiscolanos y, ni cortos ni perezosos, se embarcaron en 3 chalupas (lo que diriem un botet de rems) para interceptar la embarcación francesa y custodiarla hasta su llegada a Peñíscola con su valiosa mercancía. Y no me preguntéis como, ¡pero lo hicieron! El capitán casi es capturado por una embarcación enemiga de Vinaroz, pero finalmente la ayuda francesa llegó al pueblo y ayudo a subsistir un tiempo más.
Llegados al dramático punto en el que la guarnición militar se vio reducida a tan solo 8 soldados en activo y que la población moría diariamente de hambre o enfermedades, al recién ascendido Brigadier Sancho de Echevarría por un momento se le pasó por la cabeza la opción de rendirse para evitar males mayores, ya que, según el código militar de conducta de la época, un oficial que había defendido su plaza, con escasez de víveres podría rendirse, sin que ello fuese un deshonor. Pero solo fue por un momento. El oficial se dirigió al pueblo pidiendo paciencia con la llegada de ayuda y pactó destruir la fortaleza en caso de que no llegara. Además, estaba tan orgulloso de la ayuda y la valentía de la población peñiscolana que lanzó una arenga a la altura de William Wallace a sus tropas, que decía: 
“me ocasionó tal confianza de vuestro valor que nunca he dudado de la felicidad de las funciones militares que os he encargado (…) ni el ver muchos enfermos en la plaça sin poderles dar medicina ni alimento substancial, no han desmayado ni he visto en vosotros indicio alguno de flaquesa”.
Imagen 2. Batalla de Almansa

Imagen 1. Rey Felipe V

Finalmente en 1709, tras 17 larguísimos meses de asedio, tras recibir miles y miles de cañonazos en sus murallas, tras ver morir a una gran parte de sus habitantes y de los soldados que la defendían y tras la victoria borbónica en la Batalla de Almansa (ver imagen 2), Peñíscola se había mantenido firme e invicta frente a las tropas austracistas, que levantaban el asedio y abandonaban nuestras tierras, perdiendo esta batalla. La fortaleza de Peñíscola seguía siendo inexpugnable y ahora era tiempo de reponerse y reconstruir todos los daños ocasionados durante los bombardeos.
Tras esta feroz defensa, Sancho de Echevarría es nombrado corregidor y Gobernador militar de Peñíscola. Tan orgulloso estaba el nuevo Rey borbón, Felipe V (ver imagen 1), de la fidelidad y el aguante de Peñíscola, que le otorga infinidad de privilegios. Como el título de ciudad, con la denominación de Muy noble, leal y fidelísima Ciudad de Peñíscola, además de añadir dos flores de lis a su escudo. También le otorga 2 representaciones o firmas en las Cortes Generales (lo que hoy sería el Congreso de los Diputados), por ello Peñíscola tiene 2 firmantes en la 1ª Constitución española (Cádiz 1812). Le exime de pagar impuestos y contribuciones, para liberar la carga fiscal y fomentar la recuperación económica local. Da títulos nobiliarios a todos los integrantes del Consell (lo que hoy sería el ayuntamiento) y una pensión de 40 libras anuales a cada regidor, una pasta para la época.
Imagen 4. Escudo borbónico España.

A título personal, el Gobernador Sancho de Echevarría decide premiar la entrega y fidelidad de los peñíscolanos construyendo una nueva Iglesia dedicada a la Virgen de la Ermitana, de la que él era un ferviente devoto, ya que se encomendaba a ella antes de cada batalla en Peñíscola. ¿Por qué digo nueva iglesia? Porque anteriormente existía una ermita primitiva original, que fue destruida durante los bombardeos de este asedio. El gobernador mandó construir esta iglesia, de estilo barroco valenciano ornamentado, que posee una decoración particular en su fachada, ya que está repleta de símbolos militares que hacen referencia a los destacamentos de marina y artillería, que son las tropas que comandaba Sancho de Echevarría en Peñíscola (ver imagen 3). Además, si nos fijamos existen 2 escudos, el primero en la parte izquierda, que es el escudo de armas de Sancho de Echevarría junto a una leyenda en latín que agradece la ayuda a la Virgen y la propia población en la defensa del asedio.
Escudo S. de Echevarría
Y el segundo, en la parte central superior, el primer escudo borbónico de España, ya que justo después de esta guerra, los Borbones pasan a ser la familia real española, sustituyendo a los Austrias, y por ello introducen una corona distinta en el escudo (ver imagen 4). La obra finaliza en 1716, con tan mala suerte que Sancho de Echevarría no llega a verla terminada, ya que fallece unos meses antes. Se le entierra justo en frente del altar mayor, frente a la imagen de la Virgen de Ermitana, donde aún se encuentra en la actualidad (ver imagen 5). Así que la próxima vez que vayáis a una boda a la Ermitana fijaos en la lápida que hay debajo de los novios, porque ahí reposa uno de los héroes más importantes que ha podido pisar nuestro bonito pueblo.
Imagen 5. Interior Iglesia Ermitana.
Imagen 3. Fachada Ermitana

Imagen 6. Tropas Borbónicas. Regimiento Asturias.


sábado, 11 de agosto de 2018

La corporación local más antigua de Peñíscola, que se conoce..

Lo que uno puede llegar a encontrar curioseando en internet... Investigando y recopilando datos sobre la historia nuestra población, entre los siglos XVIII y XIX, he dado con un interesantísimo documento de la UJI que ofrece muchísima información acerca de los hechos sucedidos en nuestra zona a lo largo del Siglo XIX. Nombra hechos relacionados con las Guerras Carlistas, ataques, visitas de Reyes, y aparece nombrada Peñíscola en varias ocasiones.
Lo que me gustaría dar a conocer en este artículo es una curiosa transcripción de un documento de nuestra población, que se consiguió salvar de la desaparición después de las numerosas situaciones bélicas en la que se vio envuelta Peñíscola a lo largo de su historia. Cabe destacar, que Peñíscola conserva una pequeña parte de su patrimonio documental histórico, ya que la mayoría de documentos desaparecieron en los bombardeos de la Guerra de Sucesión (17 meses), Guerra de Independencia y Guerra Civil. Por eso adquiere mayor importancia este antiguo documento, transcrito para su conservación.

Se trata de un listado con los nombres de los primeros señores que componían la Corporación municipal de Peñíscola, según el libro de actas más antiguo que se conservó. Este documento se inicia en 2 de Junio del año 1664 y termina en 8 de Julio de 1685.

Y dice así:
«LIBRE CONCILIAR de la Vila de Paniscola, comensa en 2 del mes de luny del any de la Nat. de nosí. Señor Deu Jesuchrist de 1664 sent Justicia, Pere Albiol den Cosme; Jurats, Gabriel Martí y Matheu Boix, major de dies; Muslasaf, loseph Esbrí; Lloch de Justicia, Miguel Martínez major de dies; Sindich y Clavari Jaume Castell, en lo present libre se trobarán contengudes les delliberacions Consistorials fetes desde dit día de dos de Juny de dit any mil sicens sexanta quatre en avan!.» {tI Tomadas de tos libros de actas del Archivo municipal.

De esta importante lista de nombres, la Corporación municipal más antigua que se conserva documentada, me gustaría destacar los apellidos, todos o la mayoría de ellos, muy arraigados a Peñíscola, como Albiol, Martí, Boix, Esbrí, Castell, etc.

Como información anexa, destacar que este consistorio se reunió, en esta ocasión, para aprobar la transcripción de antiguos documentos manuscritos en latín (lletra antiga) referentes a privilegios adquiridos en favor de Peñíscola. Le encomendaron la traducción del latín al párroco local (Retor Batiste Frayle) y la transcripción a un libro la realizó el notario local (Joseph Llaudís).

Espero que os haya gustado esta pequeña aportación, que quizás no tiene un contenido excesivamente valioso, pero sí se trata de una información singular y única, que considero que debía compartir con quien le pueda interesar.
Porque nuestra historia, es nuestra identidad.

Juanan.

lunes, 2 de abril de 2018

Condena infernal de Fray Juan de Almaraz en el Castillo de Peñíscola

Hace pocos días emitieron por la tele la famosa película "El hombre de la máscara de hierro" y durante el transcurso del film americano me vino a la memoria una historia que descubrí cuando fui guía del Castillo de Peñíscola, que curiosamente compartía ciertos paralelismos con a la trama de dicha película. Esta historia trataba de la estancia de un misterioso fraile en las mazmorras del Castillo templario y este fue el detonante para que ponerme manos a la obra para recopilar información sobre el tema y escribir mi segundo artículo para este blog (que tenía un poco abandonado...)

Se trata de la historia de Fray Juan de Almaraz, un fraile que era confesor de la Reina María Luisa de Parma, esposa del Rey Carlos IV y madre del siguiente Rey Fernando VII. Una historia digna de una novela, con infidelidades, secretos, confesiones, secuestros, encarcelamientos, etc...

Familia real finales del Siglo XVII.
Para ponernos en contexto, nos situamos a principios del Siglo XIX, después de la Guerra de Independencia, tras vencer el levantamiento español frente a las tropas napoleónicas el rey Fernando VII vuelve a España, disuelve las Cortes, deroga la Constitución de Cádiz de 1812 e instaura de nuevo el régimen absolutista más severo. Tras su regreso a España, Fernando VII no deja volver a su madre, María Luisa de Parma, que sigue con su exilio en Francia junto a su séquito y su fraile confesor.

María Luisa de Parma joven.
Se podría decir que era una mujer de moral distraída, por decirlo de una manera fina... A lo largo de su vida engendró a 14 hijos, muchos de ellos fallecieron en su infancia, pero también tuvo 11 abortos, uno de ellos de gemelos. Osea que la ex Reina tuvo un total de 24 embarazos. Según las habladurías, ninguno de estos embarazos tuvieron la colaboración de su esposo, el Rey Carlos IV, la mayoría de paternidades se las atribuían a Manuel Godoy, primer ministro en la época.
Viendo cercana su muerte, la Reina madre escribe su testamento, en el que deja 4000 duros a Fray Juan de Almaraz por las labores desempeñadas en la corte, además de dejar como heredero universal de sus bienes, no a su marido, ni a sus hijos, sino a su amante! Pero sus patrimonio material no fue lo más valioso de su legado, lo que sin duda poseía más valor fueron las confesiones que le hizo a Fray Juan de Almaraz antes de morir, en la que se dice que exclamó literalmente: “Ninguno de mis hijos es de Carlos IV, la dinastía Borbón se ha extinguido en España”. Una frase que podía hacer temblar un imperio al completo, pero que estaba a salvo protegida por el secreto de confesión del fraile, o eso parecía... El problema llega cuando la antigua Reina fallece y el Rey Fernando VII se niega a realizar el pago de los 4000 duros al fraile, como se especificaba en el testamento, entonces el sacerdote entra en cólera y le escribe una amenazante carta al mismo Rey solicitándole el pago y haciéndole sabedor del secreto que podría arrebatarle su corona, por no ser hijo legítimo de Carlos IV.


Representación del encarcelamiento de Fray Juan de Almaraz.
Una vez el Rey Fernando VII leyó esta carta, parece que se tomó muy seriamente la amenaza del religioso, ya que para evitar que se hicieran públicas estas confesiones, ordenó rápidamente el secuestro de Fray Juan de Almaraz, que por entonces residía en Roma. Tras capturarlo, el fraile fue llevado a escondidas al Castillo de Peñíscola y allí fue encerrado en la más oscura de las mazmorras, sin juicio, ni condena en firme, simplemente por petición del Rey y sin motivo conocido por las tropas que lo custodiaban.
El fraile pasó 15 largos años en una mazmorra sin apenas luz, pisando con sus pies descalzos una sustancia líquida formada por la mezcla de agua de mar, filtraciones, orines, heces y todo tipo de suciedad acumulada en ese agujero infernal. Esta estancia dejó mella en la salud del monje, que contrajo infinidad de enfermedades por habitar esta celda donde reinaba la inmundicia. 
Rey Fernando VII.
En el año 1837, tras la muerte del Rey Fernando VII y con la regencia de María Cristina, los oficiales al mando de la Plaza Militar de Peñíscola, transmiten a sus mandos que en su calabozo se haya recluido un anciano preso, con la barba hasta la cintura y enfermo, del que no se le conoce ni identidad, ni delito, ni condena. Tras llegar esta información a la Regente, el reo recibe un indulto real y es liberado tras 15 años de insufrible encierro, pero el fraile tiene la salud tan mermada que muere pocos meses después por una tuberculosis contraída durante su encarcelamiento.

Parecía que con la muerte del monje confesor, quedaba extinguido el secreto que podía hacer peligrar la continuidad borbónica en la corona española, pero nada más lejos de la realidad. El fraile redactó las confesiones de la Reina María Luisa de Parma y esta información se ha conservado hasta la actualidad, poniendo esta cuestión sobre la mesa ¿La línea de sangre de la dinastía de los Borbones ha seguido hasta la actualidad? o ¿se cortó a finales del Siglo XVIII?, ¿Los Borbones actuales realmente son descendientes de Godoy?, o ¿de otros amantes de la ex reina?. 

¡¡AY MARÍA LUISA!!

Juanan.


Fragmento de la confesión de la Reina María Luisa de Parma.